lunes, 3 de agosto de 2009


4ª Entrega de 115 Anécdotas de Santos


Alejandro, el carbonero.


¡Este santo se convirtió en obispo porque la gente que vivía en su ciudad era arrogante y sarcástica!
En la ciudad donde vivía Alejandro necesitaban un nuevo obispo, de modo que las personas encargadas de buscarlo, seleccionaron algunos “candidatos” y luego convocaron a otro obispo, un hombre sabio conocido como Gregorio “el hacedor de milagros”, para que se presentara y decidiera cuál era la persona apropiada para el cargo.
Gregorio llegó y habló con todos los candidatos pero ninguno de ellos parecía ser el “ideal”. Los habitantes de la ciudad querían que eligiera a alguien rico e influyente, pero Gregorio les recordó que los apóstoles de Jesús habían sido hombres humildes.
Entonces uno de los ciudadanos dijo sarcásticamente, “Bien, entonces, ¿por qué no escoges a Alejandro “el carbonero”? Gregorio se dio cuenta de que era una sugerencia irónica, pero los sorprendió a todos cuando envió a llamar a Alejandro.
Cuando Alejandro se presentó, sus ropas estaban sucias y andrajosas por el trabajo que hacía y ciertamente no lucía como un obispo. Pero cuando Gregorio comenzó a hablar con él, descubrió que era educado y un hombre muy sabio. Luego se enteró de que Alejandro había donado su dinero y había tomado un trabajo simple para poder llevar una vida sencilla como la de Jesús.
Gregorio supo que había hallado al hombre perfecto para ser obispo. Lo que comenzó como una broma terminó provechosamente. El carbonero se convirtió en un obispo bueno y un maestro solícito y ¡en un verdadero santo!

¿Acaso tu familia o alguien de tu vecindario usa “carbón” para asar la carne? La próxima vez que huelas o comas carne al carbón piensa en Alejandro, el santo que PREFIRIÓ tomar un empleo humilde, pero luego fue ELEGIDO para ser un gran líder.


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